Hacia un mundo nuevo

Ayuda a tu hijo a hacer lo que le pides a través de una buena rutina

Consejos

 

Artículo por: Andrea Cardemil.

A los niños pequeños les cuesta hacer las cosas que les pedimos (como por ejemplo vestirse, ordenar, lavarse los dientes), debido a que están recién aprendiendo que existen límites y aún no cuentan con la madurez cerebral para controlar sus impulsos y regular su conducta (a esto además se le suma el oposicionismo propio de esta edad).

Es por esto, que esperar que los niños pequeños obedezcan, constituye una expectativa irrealista. Los niños necesitan que los ayudemos a hacerlo, de la misma manera que necesitan nuestra ayuda en otros aprendizajes.

La rutina, es una de las cosas más importantes para cumplir con este proceso, debido a que genera condiciones que ayudan a los niños (y a nosotros) a regular su conducta:

La rutina permite que el niño sepa lo que puede hacer y cuándo: La rutina genera una estructura que define qué cosas se pueden hacer y en qué horarios. Por ejemplo, si un niño no tiene horarios para ver televisión, siempre va a estar pidiendo ver televisión (porque siempre es posible) y haciendo pataletas cuando se le dice que no. Por el contrario, si sabe que sólo puede ver televisión después de almuerzo, tiene expectativas realistas de cuando es posible y cuando no. Esto le permite esperar el horario o bien entender con mayor facilidad cuando pide ver en otro horario y se le dice que no.

Esta estructura también regula las actividades que no les gustan tanto a los niños, como por ejemplo, vestirse. Si no hay un horario definido, siempre es algo que se puede postergar. Aparecen los famosos “más rato mamá” y el momento de vestirse se convierte en una batalla campal.

Este poder regular se puede potenciar si al recordarle al niño la estructura conectamos con el niño y validamos lo que le pasa. Siguiendo con los ejemplos anteriores: “Sé que tienes muchas ganas de ver televisión. Pero recuerda que puedes ver televisión después de almuerzo”; “No te gusta vestirte, lo sé. Pero es hora de vestirse”.

La rutina permite que los niños sepan qué actividad viene después de lo que están haciendo. Esto le permite a los niños tener expectativas realistas y prepararse mentalmente para lo que viene. En cuanto a lo primero, si el niño sabe que después de comer viene el baño, no tiene la expectativa de que después de comer va a ir a pintar. Y si la tiene, se va a frustrar menos cuando pida pintar y se le recuerde que después de comer viene el baño.

En cuanto a lo segundo, a los niños les cuesta pasar de una actividad a otra. Especialmente cuando se trata de algo que no les gusta tanto. Entonces, saber lo que viene después, los prepara mentalmente para el cambio, especialmente cuando el cuidador de manera cariñosa va anticipando. Siguiendo con el ejemplo anterior: “Amor, cuando termines de comer, te vas a ir a bañar”.

La rutina tiene el poder de convertir una actividad poco agradable o poco motivante en un hábito: Cuando los niños hacen lo mismo todos los días, se acostumbran y terminan haciendo las cosas casi de manera automática (por ejemplo, ir al baño al despertarse o después de almorzar).

La rutina favorece la regulación de los estados corporales, como el hambre, el sueño y/o el cansancio: Cuando los niños tienen sus necesidades fisiológicas satisfechas, tienen mayores niveles de tolerancia, están más receptivos y por tanto les cuesta menos hacer lo que les pedimos.

Una buena rutina también nos ayuda a que los niños coman y duerman. Si el día cuenta con una estructura que permite que los niños no lleguen sobre cansados a comer y a dormir, todo es más fácil. A esto se suma que el cuerpo del niño se acostumbra a tener hambre y sueño a la misma hora todos los días.

En resumen, podemos ver que la rutina genera en el día a día una estructura que nos ayuda a ayudar a los niños a hacer las cosas que les pedimos y que no siempre quieren hacer. Esto trae enormes beneficios para el vínculo y desarrollo socioemocional de los niños. Reduce las batallas, los niveles de reactividad (tanto de ellos como nuestros) y algo que es muy importante, nutre su sentido de competencia.